Covid-19, el tiempo y la finitud humana: nada vale más qué el cariño humano y humanizador - por Carlos Eduardo Cardozo

             
              La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en esta semana (en el día 16/02/2020) que la pandemia de Covid-19 es "la mayor crisis sanitaria global de nuestro tiempo". El capitalismo actual y la transformación de el planeta en una vasta red de interconectividad nos brindan una oportunidad única para darnos cuenta de las mil formas sutiles de vaciar el presente y los afectos.  Lo hemos sentido muy de cerca con la recomendación del "aislamiento social", como una forma de contener la propagación del virus.
                Esta pandemia que estamos probando como sociedad, en el umbral del cambio de esta década en el siglo XXI, nos pone nuestra realidad más humana frente a nosotros: ¡la finitud!
            ¡No tenemos todo el tiempo del mundo!
                El ser humano es un ser sensible, un ser frágil... pero el neoliberalismo y el capitalismo nos hicieron olvidar esa certeza! Mitos, espiritualidades, filosofías y religiones están involucrados. El mundo nos aleja de la humanidad en la medida en que arrastra consigo propuestas de sacrificio, exprimindo el derecho a vivir en la actualidad.
                El poeta checo Rainer Maria Rilke, a principios del siglo pasado, se pregunta en uno de sus poemas: - ¿Quién fue el que nos fascinó para que tuviéramos una mirada de despedida a todo lo que hacemos?
               Esta pandemia, el aislamiento social y todas estas tristes noticias que seguimos en las noticias tienen algo en común: el poder de interrumpir el tiempo. Por lo tanto, es necesario (re)significar nuestra vida, dando importancia a los afectos humanos y humanizadores.
               Con efecto, el afecto debe entenderse sobre todo como una predisposición de un orden antropológico inscrito en nosotros desde el nacimiento: pertenece a nuestra identidad más profunda y se califica como "sentimiento", la capacidad de "sentir", pathos, que compromete a todo el ser, abriéndolo a la humanización, al encuentro, a la "com-pasión" y a la convivencia.
              Tal vez hemos olvidado esto últimamente frente a tanta codicia, tanto egoísmo, tanto fundamentalismo, tanta violencia de todo tipo. Pero la humanidad tendrá otra oportunidad de revisar sus prioridades.

Tradução: Marcelo de Souza Gomes (marsougomess@gmail.com) 

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